Me llamo Jordi Boncompte Giné y soy farmacéutico desde hace más de 28 años en Barcelona.

Siempre me he considerado un amante de mi oficio ya que me parece una de las profesiones más completas que existen actualmente; y es por esa razón, por la que quiero compartir con vosotros, mi pasión, conocimientos y propuestas entorno a ella.

Nuestro sector, al igual que muchos otros, ha pasado por tiempos difíciles en los últimos años. Este hecho me ha permitido aprender y ser más consciente de algunos aspectos importantes que se estaban empezando a olvidar.

Últimamente, el objetivo de muchos farmacéuticos ha sido remontar con éxito de la situación complicada en la que se han encontrado. Mi descubrimiento ha sido que, para hacerlo, es necesario volver a nuestras raíces y ser más farmacéuticos que nunca.

Si retrocedemos en el tiempo hasta los orígenes de nuestra profesión, veremos que la farmacia y la medicina fueron lo mismo durante un tiempo. A lo largo de los años y hasta la actualidad, las personas dedicadas a tratar los problemas de salud de los demás han ido recibiendo varios nombres, hoy conocido como especialidades: médico/a, farmacéutico/a, fisioterapeuta, enfermero/a…etc.

El compromiso de todos ellos, antes y ahora, sigue siendo el mismo: mejorar el estado de salud de la persona, y por ende, su calidad de vida. Esas siguen siendo nuestras raíces, las cuáles no debemos olvidar para poder ser buenos farmacéuticos.

La realidad de nuestro día a día ha sido y es muy diferente. El fuerte consumismo de nuestra sociedad nos ha arrastrado a ser cada vez más comerciales, una faceta que la mayoría de farmacéuticos ni saben desempeñar, ni se sienten cómodos haciéndolo.

Es por esa razón, por la que debemos dejar a un lado esta faceta y centrarnos sólo y exclusivamente en el lado más farmacéutico. No es necesario ser un buen comercial para ser un buen vendedor.

Nuestros conocimientos como farmacéuticos son inmensos, y si nos centramos en aprovecharlos para ayudar, aconsejar, aclarar dudas y dispensar la medicación más adecuada a nuestros clientes, nos convertiremos, sin buscarlo, en los mejores vendedores.

Un gran porcentaje del cliente actual que acude a una farmacia pide directamente un medicamento. Es lo que yo llamo la dispensación de “quiero esto”.  Este hecho complica nuestra misión de compartir nuestros conocimientos con ellos ya que no nos preguntan nada, un factor que no debería ser decisivo para poder comunicar lo que sabemos cuándo lo creemos necesario.

Ver las dificultades que tienen los farmacéuticos para transmitir sus conocimientos cuando no se los piden, y además hacerlo con un lenguaje correcto, me ha llevado a crear el MÉTODO PHARMAPEDIA. Este método tiene como objetivo cambiar las dispensaciones de “quiero esto” por las dispensaciones de consejo, las cuáles conservan la misión de nuestra profesión: asegurarse de que el cliente se lleva la medicación más adecuada para mejorar su estado de salud.

Durante los últimos meses, he tenido la oportunidad de compartir y explicar el Método Pharmapedia en diferentes conferencias por toda España.  Una de ellas, fue en el Meeting Feng de Madrid, dónde pude ver a muchos farmacéuticos con ganas de evolucionar y potenciar nuestra profesión. Profesionales con ganas de poner en práctica mis técnicas para hacer crecer su farmacia y desarrollar las capacidades de su equipo.

Las dificultades sufridas en los últimos años nos han unido más a los profesionales de este sector. Hemos compartido nuestras experiencias sin miedos ni juicios, nos hemos hecho más fuertes trabajando juntos y hemos comprendido que entre nosotros no competimos, colaboramos.

Otro de los objetivos del Método Pharmapedia es que nuestro negocio transmita los valores farmacéuticos que realmente poseemos: conocimiento, accesibilidad, fiabilidad, consejo o solidaridad. Forman parte de nuestra esencia y es nuestra obligación como profesionales, aprender a transmitirlos correctamente.

Si en los últimos años no se ha hecho correctamente, probablemente ha sido por descuido o por pensar que todo iba bien. Pero ahora, gracias a los aprendizajes compartidos y aprendidos, ha llegado el momento de cambiar y de demostrar el valor de nuestra profesión.

Este cambio comienza por uno mismo, en su trabajo, farmacia, equipo, con sus compañeros y con sus clientes. Debemos cuidar bien a nuestro cliente y asegurarnos de que todas las personas que salen por la puerta de nuestra farmacia se van con lo que necesitan, con las dudas aclaradas y contentos y tranquilos con su compra. Centrándonos en eso, no hay que preocuparse de nada más, porque la fiabilidad de tu farmacia se transformará en la  fidelidad de tus clientes.

Para conseguirlo, hay que proporcionar a nuestro equipo todas las herramientas necesarias para que puedan desarrollar bien su misión como farmacéuticos. No se trata de convertirse en los mejores vendedores, sino en los mejores transmisores de conocimiento y valores, el resto vendrá solo.

Es importante recordar, que la presión de venta en este sector ni funciona ni interesa. Pero,  si el farmacéutico considera que hay otro producto que le puede ir mejor al cliente, es su obligación transmitir y proponer esa opción. Después, será el cliente quien podrá decidir, con total libertad, si quiere comprarlo o no.

Nuestro objetivo no es aumentar nuestras ventas rápidamente, sino sembrar poco a poco. Sembrar semillas de conocimiento, confianza y fiabilidad. Esto hará que tu farmacia se convierta en una farmacia de consejo. Quizás tus ventas crecerán lentamente, pero la fidelidad de tus clientes aumentará rápidamente.

Ha llegado el momento de que te hagas las siguientes preguntas y decidas:

¿Qué tipo de farmacia soy? ¿Vendedora o de consejo?

Y,

¿Qué tipo de farmacia quiero ser?

 

 

Jordi Boncompte.